lunes, 22 de octubre de 2007

De lo inútil

Hay algo de estupendo en lo inútil, ¿sabes?.

En ocasiones las cosas inútiles me satisfacen mucho más que las que realmente no lo son o dejaron de serlo.

Me pongo por caso un amanecer. En realidad no tiene nada de útil observarlo atentamente pero , ¿qué quieres?, a mi me encanta , es más, me reporta una sensación plena de dominio del universo.

Tampoco tiene nada de útil observar la perfecta simetría de los agujeros de un botón tirado en la calle, pero yo, lo recojo, lo observo minuciosamente y luego, luego quizás lo guarde por si acaso.

Las cosas útiles, es decir las que no son inútiles, como por ejemplo lo de ir al trabajo, oyes, pues tienen su encanto pero al final, al final, sólo son eso, cosas útiles, sin más.

La mayoría de las veces con una pizca de imaginación adivinamos cientos de cosas útiles, pero ahora, querido amigo, ponte a pensar en inutilidades, ¿verdad que es mucho más entretenido ?.

No es por tristeza decir que todo lo que hago es inútil, muy al contrario, digamos que me inclino, normalmente, por las inutilidades por mi propia naturaleza, soy un experto en ellas, un filigrana de la inutilidad, un experto observador de lo inútil.

Un genio, vamos.

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