miércoles, 27 de agosto de 2008

Alperi y la desmemoria histórica

El 28 de marzo de 1939, mientras las tropas franquistas tomaban Madrid, un barco ingles, el Stanbrook, se hacía a la mar en Alicante con 500 refugiados a bordo. Alicante se convirtió en el último bastión republicano de la Guerra Civil española. En el puerto se agolpaban vecinos de la ciudad, soldados llegados del frente, campesinos cargados con maletas, baúles e, incluso, aperos de labranza, fugitivos procedentes de Murcia y Albacete, más de 20.000 refugiados que sólo les mantenía en pie la esperanza de ser rescatados por buques enviados por Francia o Gran Bretaña.

Pero los barcos no llegaron y los que fueron avistados viraron en redondo ante la magnitud de la empresa humanitaria a la que debían enfrentarse. Incluso la Mid-Atlantic, formada con dinero de la República española y con sede en Marsella, no quiso arriesgar sus barcos ante la eventualidad de posibles avalanchas. Después de los intensos bombardeos, Alicante se había convertido en una ciudad fantasmal.

Nadie quería caer en manos de la sangrienta dictadura que se avecinaba de la mano de Francisco Franco. Pero la suerte estaba echada. Los que no murieron bajo las balas de los tiradores agazapados en la línea de edificaciones, los que no optaron por el suicidio, extendido como una epidemia, fueron capturados y concentrados en la Plaza de Toros, en el cine Ideal y el Campo de los Almendros. En el campo de concentración de Albatera, abierto el 11 de abril de 1939, los prisioneros que no fueron fusilados se vieron sometidos a todo tipo de torturas y humillaciones, cuando no entregados directamente a los falangistas, que venían de todos los puntos de España, a "cazar" presos conocidos por ellos para fusilarlos en los alrededores del campo. A la luz de los hechos, resulta vergonzoso que Francisco Franco siga ostentando en el Ayuntamiento de Alicante la distinción de hijo predilecto desde 1940, la medalla de oro concedida en 1966 y el título de alcalde honorario perpetuo en una situación a todas luces ilegal.

La Ley de la Memoria Histórica establece, en su artículo 15.1, que las Administraciones públicas "tomarán las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la dictadura". Sin embargo, el alcalde Luis Díaz Alperi parece no querer enterarse.En el pleno municipal del pasado 22 de febrero, el PSPV-PSOE presentó una moción para que el Ayuntamiento aplicara la Ley y anulara las distinciones honoríficas concedidas a Francisco Franco durante la dictadura. Luis Díaz Alperi, alcalde de Alicante, respondió exigiendo la recogida de 25.000 firmas para poner en práctica la moción socialista. En abril, el Síndic de Greuges admitió a trámite la denuncia de la Plataforma de Iniciativas Ciudadanas (PIC) de Alicante contra el alcalde, también enviada al Defensor del Pueblo, por supeditar la aplicación de la Ley al requisito de la recogida de firmas no contemplado en la misma. Luis Díaz Alperi, después de cuatro meses, se ha amparado en la Ley Reguladora de las Bases del Régimen Local, para justificar, en un escueto escrito de siete líneas, su posición.

La postura obstruccionista de Luis Díaz Alperi evidencia su filiación con el pasado franquista, es fiel a la estrategia de los poderes públicos del Partido Popular en la Generalitat Valenciana de boicotear las iniciativas del Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, avaladas, con las modificaciones oportunas, por el del Parlamento español y falta al respeto de las víctimas inocentes de la Guerra Civil y el subsiguiente régimen de terror impuesto por el sistema franquista.

Mientras que la moción del PSPV-PSOE y la denuncia del la PIC se inscriben en la legislación vigente, y responden a la deuda moral contraída con las mujeres y hombres que mantuvieron el régimen democrático y republicano, la posición de Díaz Alperi está anclada en la ola neoconservadora interesada en buscar justificaciones al régimen franquista.

La madurez democrática de una sociedad depende de la comprensión y el control de su propio presente para asentar sobre él un futuro digno basado en la realización de los derechos humanos; pero ello sólo es posible si una memoria integrada en el principio de justicia destierra el intento de conservar el pasado tergiversado. Una sociedad democrática no es compatible con el mantenimiento de distinciones honoríficas a uno de los dictadores más sangrientos del siglo XX. Conseguir que estas distinciones sean eliminadas es un ejercicio de entereza democrática.

Francisco Javier Segura Jiménez es profesor de Historia.
Diario Informacion, 27-08-2008

Alperi y la desmemoria histórica

El 28 de marzo de 1939, mientras las tropas franquistas tomaban Madrid, un barco ingles, el Stanbrook, se hacía a la mar en Alicante con 500 refugiados a bordo. Alicante se convirtió en el último bastión republicano de la Guerra Civil española. En el puerto se agolpaban vecinos de la ciudad, soldados llegados del frente, campesinos cargados con maletas, baúles e, incluso, aperos de labranza, fugitivos procedentes de Murcia y Albacete, más de 20.000 refugiados que sólo les mantenía en pie la esperanza de ser rescatados por buques enviados por Francia o Gran Bretaña.

Pero los barcos no llegaron y los que fueron avistados viraron en redondo ante la magnitud de la empresa humanitaria a la que debían enfrentarse. Incluso la Mid-Atlantic, formada con dinero de la República española y con sede en Marsella, no quiso arriesgar sus barcos ante la eventualidad de posibles avalanchas. Después de los intensos bombardeos, Alicante se había convertido en una ciudad fantasmal.

Nadie quería caer en manos de la sangrienta dictadura que se avecinaba de la mano de Francisco Franco. Pero la suerte estaba echada. Los que no murieron bajo las balas de los tiradores agazapados en la línea de edificaciones, los que no optaron por el suicidio, extendido como una epidemia, fueron capturados y concentrados en la Plaza de Toros, en el cine Ideal y el Campo de los Almendros. En el campo de concentración de Albatera, abierto el 11 de abril de 1939, los prisioneros que no fueron fusilados se vieron sometidos a todo tipo de torturas y humillaciones, cuando no entregados directamente a los falangistas, que venían de todos los puntos de España, a "cazar" presos conocidos por ellos para fusilarlos en los alrededores del campo. A la luz de los hechos, resulta vergonzoso que Francisco Franco siga ostentando en el Ayuntamiento de Alicante la distinción de hijo predilecto desde 1940, la medalla de oro concedida en 1966 y el título de alcalde honorario perpetuo en una situación a todas luces ilegal.

La Ley de la Memoria Histórica establece, en su artículo 15.1, que las Administraciones públicas "tomarán las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la dictadura". Sin embargo, el alcalde Luis Díaz Alperi parece no querer enterarse.En el pleno municipal del pasado 22 de febrero, el PSPV-PSOE presentó una moción para que el Ayuntamiento aplicara la Ley y anulara las distinciones honoríficas concedidas a Francisco Franco durante la dictadura. Luis Díaz Alperi, alcalde de Alicante, respondió exigiendo la recogida de 25.000 firmas para poner en práctica la moción socialista. En abril, el Síndic de Greuges admitió a trámite la denuncia de la Plataforma de Iniciativas Ciudadanas (PIC) de Alicante contra el alcalde, también enviada al Defensor del Pueblo, por supeditar la aplicación de la Ley al requisito de la recogida de firmas no contemplado en la misma. Luis Díaz Alperi, después de cuatro meses, se ha amparado en la Ley Reguladora de las Bases del Régimen Local, para justificar, en un escueto escrito de siete líneas, su posición.

La postura obstruccionista de Luis Díaz Alperi evidencia su filiación con el pasado franquista, es fiel a la estrategia de los poderes públicos del Partido Popular en la Generalitat Valenciana de boicotear las iniciativas del Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, avaladas, con las modificaciones oportunas, por el del Parlamento español y falta al respeto de las víctimas inocentes de la Guerra Civil y el subsiguiente régimen de terror impuesto por el sistema franquista.

Mientras que la moción del PSPV-PSOE y la denuncia del la PIC se inscriben en la legislación vigente, y responden a la deuda moral contraída con las mujeres y hombres que mantuvieron el régimen democrático y republicano, la posición de Díaz Alperi está anclada en la ola neoconservadora interesada en buscar justificaciones al régimen franquista.

La madurez democrática de una sociedad depende de la comprensión y el control de su propio presente para asentar sobre él un futuro digno basado en la realización de los derechos humanos; pero ello sólo es posible si una memoria integrada en el principio de justicia destierra el intento de conservar el pasado tergiversado. Una sociedad democrática no es compatible con el mantenimiento de distinciones honoríficas a uno de los dictadores más sangrientos del siglo XX. Conseguir que estas distinciones sean eliminadas es un ejercicio de entereza democrática.

Francisco Javier Segura Jiménez es profesor de Historia.
Diario Informacion, 27-08-2008

martes, 26 de agosto de 2008

Otra condena al Alcalde

Tras la lectura de las declaraciones del alcalde de Alicante, publicadas en este diario recientemente y referentes a que la llamada Ley de la Memoria Histórica «no contiene ningún mandato imperativo acerca de la cuestión planteada», es decir, de la retirada de los títulos honoríficos concedidos al dictador y la de los símbolos y exaltaciones del franquismo, la Comisión Cívica para la Recuperación de la Memoria Histórica condena, una vez más, su reiterada y falaz argumentación, y le invita a reflexionar sobre sus propias palabras y a rectificar públicamente sus impertinentes afirmaciones, tanto en su condición de ciudadano, como, muy en particular, en la que ahora ostenta, transitoria y circunstancialmente, de presidente de la corporación municipal. En una y otra, su conducta debe ser escrupulosamente respetuosa con la legislación vigente y con los valores y principios democráticos que informan a nuestra sociedad.

Situarse al margen del cumplimiento de la ley, y pretender burlarla o diferirla, con amaños y subterfugios, no supone más que un suicidio político, un mayor deterioro de su imagen o un malogro infiltrado en alguna urna.

El señor Alperi debería seguir los consejos del presidente de su partido, señor Rajoy, quien insiste en que las leyes -todas, sin excepción- están para observarlas y acatarlas, y mirarse en el espejo del pleno del Ayuntamiento de San Vicente del Raspeig -o en otros municipios, igualmente vecinos-, cuya alcaldesa, también del PP, convocó, meses atrás, para retirarle al dictador el nombramiento de hijo adoptivo, después de solicitar un informe jurídico, en el que se hace constar el carácter imperativo de la Ley 52/2007, conocida como Ley de la Memoria Histórica: decididamente imperativa y no potestativa y aún menos manipulable. Ley que en su artículo 15 establece que: «Las administraciones públicas en el ejercicio de sus competencias tomarán las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación personal o colectiva de la sublevación militar, de la guerra civil y de la represión de la dictadura», por lo que, en aplicación de la misma, procede la retirada- y posterior anulación, por nuestro actual Ayuntamiento constitucional, de las diversas distinciones honoríficas otorgadas al dictador, por corporaciones sumisas al mismo, así como a otros individuos implicados en los supuestos que más arriba se han relacionado.

La Comisión Cívica para la Recuperación de la Memoria Histórica emplaza nuevamente al alcalde para que se retracte de sus evasivas declaraciones habituales y actúe por imperativo no sólo del mandato legal, sino también por la responsabilidad de un cargo democrático, que nadie ni nada debiera empañar.

Por la Comisión Cívica:
Fernando Trives, Daniel Moya, Antonio Martín Lillo, Óscar Llopis, Miguel Mauri, Manuel Parra, Luis Pesquera, Cerdán Tato y otros

lunes, 25 de agosto de 2008

Aquí la tierra, ¿hay alguien?

Ante las últimas declaraciones del acalde de Alicante en cuanto a que la ley 52/2007 “por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas a favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura” a él no le obliga, ha surgido en la sección de cartas al director del Diario Información una discusión en cuanto a los símbolos fascistas y nomenclátor alicantino cuya retirada se ve obligada por dicha Ley. Ley que , por cierto, ha sido aprobada por las Cortes Generales y sancionada por S.M. El Rey y que como tal Ley, obliga a todo aquel “que la viere y entendiere”.

Como bien decía Miguel Angel Pérez Oca (véase carta 21/08/2008) en su carta es un bochorno municipal ver cómo el Sr. Díaz Alperi en su cargo representativo del pueblo alicantino hace alarde de obviar las leyes desoyendo tanto el estudio jurídico solicitado por su colega de San Vicente del Raspeig y su posterior voto positivo como ,también, al voto positivo de su también colega de Sant Joan. El PP de Alperi se niega a admitir , y esto es realmente lo bochornoso, lo imperativo de una ley.

La Asociación Cultural Aliante Vivo (véase carta del 23/08/2008) vino a poner el punto de madurez y racionalidad proponiendo el cambio de algunos nombres fascistas de nuestras calles por otros dignos de ser recordados.

Llegó entonces la cultura indiscutible del sr. Tato Puigcerver (véase carta del 24/04/2008) que vino a aclararnos que no es lo mismo memoria que historia, aunque la RAE diga que memoria es la “Facultad psíquica por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado” e historia es la “Narración y exposición de los acontecimientos pasados y dignos de memoria, sean públicos o privados”. En cuanto la memoria de los sublevados en el 36 contra el régimen legítimo de la república quedó narrado y aprendido , la memoria de los que defendieron la legalidad democrática quedó acallada, exiliada , fusilada o presa. Siendo hora ya de que tal memoria sea narrada y aprendida para que la historia sea veraz y no cercenada. Luego memoria e historia no es lo mismo pero sin una no existiría la otra.

Para solucionar la cuestión surgió el Sr. Tote Rodríguez Prats (véase carta del 22/08/2008) que sin entender el esfuerzo realizado para la recuperación de la memoria histórica nos dice “Lo que más me sorprende y entristece es lo absurdo que podemos llegar a ser los humanos, tanto empeño en conseguir cosas ridículas que no llevan a nada cuando con la mitad del tesón alcanzaríamos las pequeñas cosas que todos necesitamos para alcanzar una mejor calidad de vida”. De lo que se desprende es que 40 años de represión franquista se han quedado en “cosas ridículas”.
Y al fin y para rematar la disquisición don Francisco Fragoso (véase carta del 24/04/2008) nos define la vida como “valor que se le da al bienestar económico y seguro”.

Cielos.

Que sería de nosotros sin aquellos que pensaron que la vida era algo más y el recuerdo la honra de nuestros mayores.

La cultura echada por la borda en apenas unas líneas.

miércoles, 20 de agosto de 2008

Alperi, caminando sobre las aguas

Algo huele a podrido en Alicante.
Alperi dice que la ley no le obliga a retirar los honores concedidos a Franco y por lo dicho y lo hecho, Alperi necesita algo o alguien que le obligue a ello y es que su moral tampoco le obliga. Y es que Luis se agarra a la premisa del Conde de Romanones cuando dijo aquello de “Escriban ustedes las leyes pero déjenme a mi elaborar los reglamentos” y con ella de la mano camina sobre las aguas y sobre todo lo humano.


Yo que soy un analfabeto de los vericuetos legales me pierdo en disquisiciones de Leyes . Acabo de descubrir que hay leyes que no son imperativas y, bajando al submundo del vulgo ignorante, por lo tanto, no sirven de nada pues si a una ley le quita usted el imperativo se nos destroza la misma quedándose la pobre en un texto de aburrida lectura publicado en papel biblia y rubricado por S.M. el Rey de España y refrendada por las Cortes, lo cual viene a deslucir el poder que ambas instituciones tienen en cuanto a imperativo se refiere.

Si la ley no le obliga a Alperi ¿qué podría hacerlo? ó ¿hay algo capaz de obligarle?. (Aquí el escribiente cesa en la escritura y recapacita largo rato pues es de complicada solución la respuesta).
Imagino que sólo le obligaría la imposibilidad de ser obligado.

Ya sé que parece un trabalenguas pero tiene su sentido. Si la ley no le obliga a nada porque para eso él anda sobre las aguas de lo divino y lo humano, la única solución que nos resta es retirarle el poder omnímodo que le ha ido elevando a los altares de la intolerancia pero eso sólo está en manos de los votantes alicantinos. (El escribiente vuelve a sumirse en diatribas y posibles soluciones y continúa pensando en alto). Claro que lo más rápido sería hacerle conseller de algo y que el PP alicantino (no el PP de Alperi) lo enviara a Valencia a campar como Mio Cid, dejando estas tierras a su ventura.

Claro que a lo peor resulta que Sonia Castedo que es la elegida digitalmente por el mismo Alperi se nos queda de residente en la academia sin posibilidad de ser nominada y con la misma actitud intolerante que su predecesor tal como si del misterio de la santísima dualidad se tratara.

Yo, el escribiente, sólo puedo pedir perdón a todos aquellos que confiaron en que conseguiríamos algo , a todos aquellos que siguen viendo el nombre de un dictador venerado y glorificado por la ciudad en la que viven , ciudad que en la voz del que parece su amo menosprecia la memoria de sus mayores, de todos aquellos que sufrieron su dictadura.


Ya ven , ni la Comisión Cívica, ni la Plataforma de Iniciativas ciudadanas ni siquiera el Sindic han sido capaces de obligar al que se cree amo de este rancho.

Yo, el escribiente, os revelaré un secreto. Alicante no tiene un amo que no sean los propios alicantinos.

¡Despertad y decidle a este individuo quién le obliga!
Pero hace tanto calor…. y hoy, además, echan fútbol ,che, que mejor lo dejaremos para mañana.
Y así caminando sobre las aguas malolientes del puerto Alperi se sube a su yate a dar una vueltecita por su bahía que baña esta una , grande y nada libre ciudad.

A ver quién es el guapo ahora que dice eso de “Alacant, la millor terreta del mont.”

Pena de ciudad.

martes, 19 de agosto de 2008

Mil maneras de devorarse a uno mismo

Por muy extraño que nos parezca y por mucho que hayan intentado hacernos creer desde los mullidos bancos del consistorio y otras timbas del poder a nuestra ciudad la hacemos , y la deshacemos nosotros, los ciudadanos , aunque el brazo ejecutor, en ocasiones incorrupto, no sea el propio sino el honorablemente elegido por la mayoría convertido por el vil papel moneda en un muñeco grotesco movido por los hilos del que realmente ordena y manda.


Esta ciudad nuestra, especialmente, se está dejando devorar por sí misma en un claro síntoma de autofagia. Y entre esa mezcla de dolor y placer que caracterizan a ese trastorno psicológico nos movemos los alicantinos y que con la experiencia y la desesperación hemos pasado del menfotismo al canibalismo pura y crudamente.
A dentelladas húmedas y frías nuestra ciudad se ha ido quedando sin referentes y aquellos que sobreviven lo hacen en liza con la menfótica idiosincrasia alicantina, contra la soledad del abandono que es la táctica al fin del ídolo con los pies de barro. Creamos un espejismo de ciudad cosmopolita, limpia y culturalmente activa, con capacidad para absorber grandes eventos internacionales, con la suciedad acumulada bajo la alfombra de la explanada, la indigencia expulsada del Palas y repartida por la ciudad y allí, a unos cientos de metros de la milla de oro las grotescas fulanas en consentida faena al amparo de la ruina de las harineras y el desbroce de la estación de Benalúa configuran el espectáculo que no saldrá en las televisiones del mundo cuando algún espigado y laureado dé el banderín de salida a la Volvo Ocean Race mientras a su espalda ondeará la gigantesca bandera rojigualda y a su pie ese horrible y disparatado monumento al soldado de reemplazo.
Si en algún momento lo tuvo, Alicante perdió el Norte hace mucho y así, a la deriva nos vamos hundiendo cada día un poco más hasta que nuestra línea de flotación quede por debajo de nuestra propia dignidad.


Y sin embargo surgen cada día nuevos grupos de quijotes y sanchos dispuestos a lanzarse al trote contra los gigantes aun sabiendo que son molinos , surgen nuevos y animan a los que siempre estuvieron ahí a quitarse el velo de la desesperación y el abandono que es la victoria del poder.
Ahí están la Comisión Cívica, la Plataforma de Iniciativas Ciudadanas, la Sociedad Cultural Alicante Vivo y tantos otros que plantan cara y resuelven entuertos o lo intentan pues con Luis han topado, que no con el PP de Alicante, pues quede claro que cada día la diferencia entre ambos es mayor, lo difícil es quitarse ese peso de encima.
No nos engañemos, Alicante no es una ciudad de oropéndolas cantarinas, ni un ejemplo de educación cívica, ni un modelo de limpieza , que la oferta cultural alicantina se la debemos a unas cuantas iniciativas que nos salvan del despropósito consistorial, pero cuidado, que nadie piense que todo esto no es culpa suya.
Quizás sea el momento ahora de salir a la calle, de negarse a que el Ideal se convierta en un parking, oponerse a que se derriben edificios de la Rambla para construir una macrodiscoteca de pedir cuentas de los bocados dados y analizar el adn de la saliva dejada en cada uno de ellos y dejar al descubierto, por fin, las vergüenzas de estos años.
Y ahora como decía el Dr. Lecter, uno de los más famosos caníbales del mundo, "Me gustaría seguir charlando, pero un viejo amigo me espera para cenar. Adiós".

Una atrocidad ideal


Cuando todos pensábamos que la polémica ya estaba olvidada, descubrimos de pronto en la prensa que la amenaza resurge de sus propias cenizas cual Ave Fénix: convertir el cine Ideal, templo del séptimo arte en Alicante, con permiso del cine Monumental, en un aparcamiento de coches. Cuando alguien como Pablo Rosser, arqueólogo director del Cophiam, organismo municipal creado para la protección del patrimonio, ya declaró en su día que «no tengo claro su incidencia en la zona de la avenida de la Constitución, que es de lo poco que nos queda original en la ciudad», los alicantinos tan sólo podemos asentir y hacer caso a los que de verdad entienden de esto. Para la Asociación Cultural Alicante Vivo, levantar un aparcamiento en el interior de uno de los edificios más bellos y emblemáticos de nuestra ciudad es, con todos nuestros respetos, como montar un club de alterne dentro de una iglesia. Podrá ser un puticlub con cuero de primera calidad, barra americana y con las señoritas más hermosas de Europa?, pero seguirá siendo una vulgaridad. Donde antes hubo taquillas y butacas, ahora habrá cajas de pago y coches. Donde antes había suelo enmoquetado y olor a palomitas, ahora habrá hormigón y manchas de fuel. Donde antaño se escuchaban famosas piezas musicales del cine americano, ahora se oirán bocinas y gritos. Nos guste o no, el rugido del león de la Metro será sustituido por el bramido de los motores; y las largas colas ya no serán de personas ansiosas por presenciar el estreno de una gran cinta, sino de coches a la caza y captura de una plaza de aparcamiento. Ya tuvimos que tragar con el horrendo pastel del Edificio Bergé, la salvajada del Gobierno Militar, el derribo de la Isleta (con aquella foto que pasó a la posteridad y que no queremos acordarnos), la Aduaneta y sus sillares que se vendían al peso, la alambrada de gallinero de la Explanada y la mutilación de las estatuas de Canalejas. Para colmo, dentro de poco continuará esta nefasta historia con la construcción de «la macro» en la Rambla. Los alicantinos seguimos permitiendo, con la cabeza debajo del ala, que nos la metan doblada; tanto unos, como otros. En esto, no hay distinción política que valga. Quizá lo mejor sea permanecer callados. Al fin y al cabo, es lo que mejor sabemos hacer los alicantinos. Quien sabe si al hablar, nos convierten el cine Ideal en un autocine. Y si no ya lo verán. Tiempo al tiempo.


Alfredo Campello Quereda y Juan José Amores Liza

Miembros de la Asociación Cultural Alicante Vivo

martes, 5 de agosto de 2008

Tal día como hoy

Tal día como hoy del año 1939 fueron fusiladas las 13 rosas rojas por la Dictadura Franquista. Tal día como hoy aún viven entre nosotros.

lunes, 4 de agosto de 2008

Lo que la verdad esconde


Al pobre Daniel , discípulo de Miguel Angel, le cayó la desgracia de que el Papa Pio IV personalmente le encargara tapar con trapos las vergüenzas de los genitales que el Maestro había pintado para el juicio final en la Capilla Sixtina por una hipócrita moral, en un acto loco, inútil, cómico y patético.

El pobre Daniele da Volterra tuvo que soportar que le llamaran por todo aquello “il Braghettone” y que, a pesar de su arte aún hoy se le recuerde como tal. Bastante tenía él con haber violado la obra del maestro.

Despojados por la razón los cuerpos de sus postizas bragas , velos y telas volvió a lucir el original sin alarmar a nadie y sin que el cielo se viniera abajo.

Casi doscientos años más tarde Giovanni Battista Tiepolo pinta la alegoría “La verdad desvelada por el tiempo” que se conserva en la ciudad de Vicenza, representa a “LA VERDAD”, una joven que lleva en una mano un espejo y en la otra un disco del sol, entre los brazos de “el tiempo”, bajo la forma de un anciano que sería el encargado de retirarle el velo que la cubría.

Hermosa alegoría a la que la mayoría de los mortales nos aferramos casi inconscientemente.
Trescientos años después, en la era de la inteligencia artificial –la natural parece que va escaseando- , los ordenadores, la globalización de la cultura y el control de la voluntad mediante la imagen y la publicidad, un libre-pensador pensó , al ver la cara de Berlusconi en Televisión flanqueada por un seno de mujer, que aquello podía debilitar la imagen pública del presidente de manera que , según el subsecretario de la presidencia, Paolo Bonaiuti , el equipo que se ocupa de cuidar la imagen del presidente de la República italiana decidieron contratar a otro Braghettone para taparle el pecho a la susodicha desconocida del cuadro.

Con todo resulta que si el tiempo se debía de encargar de desvelar la verdad, Berlusconi y su equipo a golpe de pincel, control de las voluntades a través del poder de la televisión y la prensa, vuelven a ponerle un velo de mentira a la verdad desnuda.

Gracias a la providencia, no malograron el original sino la copia que cuelga tras la mesa de la sala de conferencias del palacio presidencial aunque me temo que les hubiera dado exactamente lo mismo.

Igual que aquí no vamos todos vestidos de toreros y sevillanas, en Italia no todos comen espaghettis todos los días mientras en camiseta interior de tirantes dormitan a la puerta de su casa en el trastévere ni tienen la cultura del Jaimito, de forma que no han tardado en tildar esta iniciativa de gesto “loco, inútil, cómico y patético”. Quizás antes nadie había caído en que tras la estirada piel del presidente se escondía la verdad.

No hay velo ni braghettone que tape lo que la ley “Salva” dejó al aire, por la que dejaba inmune al presidente y sus allegados ante cualquier delito cometido en Italia hasta antes del 30 de junio de 2002, claro que el Consejo Superior de la Magistratura ya se encargó de aclarar que el sayón que intentó poner Berlusconi sobre la desnuda verdad era totalmente inconstitucional.