viernes, 9 de noviembre de 2007

Perdón, Benalua

Imagino que levantando llagas diré que algo que caracteriza genérica y casi genéticamente al alicantino es ese sentimiento de supervivencia propia que nos hace inmunes al sufrimiento, discriminación o maltrato que un segundo pueda hacerle a un tercero.
En resumen, mientras no me toque a mi. Esta es la frase más alicantina de todas si exceptuamos la de “la millor terreta del mon” que pertenece a la gloria de la pandereta, falacia del supuesto alicantino de coca y brevas.
Pues aun siendo alicantino soy de esos pocos que , a pesar de la genética cultural, me indigna incluso lo que no me atañe directamente y es el caso de ese emblemático barrio alicantino de Benalua.
Si bien el partido gobernante en el consistorio alicantino consiguió el apoyo de la asociación de vecinos de este barrio, que por otro lado es el barrio de la socialista Etelvina Andreu, a cambio, dicen, de una concejalía, el colegio público sigue siendo un exin castillos de barracones de metal desde hace más de siete años (es decir hay una generación de niños benaluenses que no ha conocido un colegio de verdad). Se salvó el Picus que , efectivamente , había que salvarlo pero hay que reconocer que así se las ponían a Felipe II, y en unas declaraciones populistas se le prometió al barrio un centro de Salud y la salvación del Ficus convertido ya en mártir arbóreo.
Mientras tanto y no es que no hiciera falta, se han remozado todas y cada una de las aceras del barrio lo cual ha contentado a la mayoría de benaluenses que no tienen hijos en edad escolar o a aquellos que los tienen en colegios concertados alejados de la vergüenza que supone rebajar la educación a una celda, mientras que la indignación sigue en alza entre los padres de los niños embarraconados.
A una manzana del grupo de barracones el edificio de la comisaría de policía se ha tirado y levantado en unos pocos meses.
Yo, que ya digo que sólo soy alicantino, me avergüenzo de mi mismo por no haber hecho algo más, por consentir que la madre de todas las derechas siga impune y aforada, por aislarme de la situación con la cabeza bajo el suelo, llorando por si mi equipo de fútbol pierde o por si Alonso le gana a Hamilton.
En ocasiones, lo aseguro, me avergüenzo de ser alicantino.
Vergüenza que deberían remediar, si la conocieran aunque fuera de lejos, el aforado, la crisálida y sus secuaces. Pero dándose el caso de que no han sido presentados, el único que puede remediar esto es el propio alicantino.
Pena de ciudad.

2 comentarios:

Ernesto Martín Martínez dijo...

Voy con una semana de retraso en los blogs de Alicante. Acabo de leer tu artículo y me parece espeluznante. Gracias, Daniel, por acordarte de nuestro querido barrio Benalúa. Adoro este artículo, y además, me acabo de enterar de que el alcalde ha dicho que el ficus no se mueve de donde está. Si gozo de tu beneplácito y permiso, me gustaría publicarlo literalmente en el blog de Benalúa, siempre poniendo tu nombre y la dirección de tu blog.
Espero tu respuesta.
Un abrazo!!!!

Daniel dijo...

Por supuesto que tienes permiso.
Haz con él lo que creas conveniente.
Muchas graicas por todo.
un saludo.