Nunca se ganó batalla alguna sin que antes se tuviera en cuenta la moral altanera de las tropas, al menos cuando las batallas se libraban en los campos propios al efecto y no en los despachos.
La moral de la tropa, entendiéndose por tropa a todos aquellos que no nos sentamos en los bancos decisorios del poder, es, digo, el barómetro exacto para cuantificar situaciones concretas de la realidad social y que viene a ponerse a la vista tanto de la tropa como de los capitanes, entendiendo por estos a los que mandan , con artículos de opinión, cartas al director en los periódicos, movimientos asociativos y, por supuesto, ese invernadero de cultura que son los blogs o diarios personales o grupales.
Así cuando esta ciudad nuestra parecía estar en estado pre-catatónico y en lo que parecían sus últimos estertores mortales, como consecuencia de los movimientos faltos de control y consciencia de las convulsiones propias golpeó sin piedad recuerdos que constituían su propia historia.
Esto que se describe no es una escena que durara días, ni meses sino años. La agonía fue lo peor pues no vino de un solo frente sino que la enfermedad que parecía sólo de un color venía ya decolorada de gobiernos anteriores.
Justo antes de exhalar, la moral de la tropa sin arenga premeditada , sin capitán que la capitaneara, es decir, por propia iniciativa ,cosa que ocurre en contadas y por tanto memorables ocasiones, comenzó a ganar esa batalla a la muerte y lucha encarnizadamente, con un trabajo duro que empieza a dar frutos que saben a gloria. De la casi muerte Alicante ha despertado a golpes de entusiasmo de grupos de jóvenes que, siguiendo la estela de otros ya no tan jóvenes físicamente, han arreado un severo golpe a la muerte de esta ciudad entre la desidia y el olvido.
Así , curiosamente, surgió la Asociación Cultural Alicante Vivo que no fueron los primeros en pensar que Alicante se moría pero sí los primeros en decirlo y los primeros en reaccionar, los primeros en aplicar un tratamiento de choque y lo están haciendo con verdadera entrega , seriedad y rigurosidad, se han convertido en cronistas de esta ciudad y en conociendo las crónicas se inhala aire fresco a los pulmones y Alicante se despierta. Son jóvenes que han bebido de las fuentes inagotables como son las de Miguel Hernández, Rafael Altamira, Enrique Cerdán Tato, Francisco Moreno, y han comido del pan de su propia tierra, la que heredaron de sus padres y la que piensan dejar en herencia a sus hijos.
Lucha también con fuerza la Plataforma de Iniciativas Ciudadanas que viene con experiencia y conocimiento de los vericuetos jurídicos y burocráticos mientras al amparo de sus inquietudes se mantiene ojo avizor , dedo y pluma acusadores cuando la causa y el encausado lo merecían. Son , digamos, un grupo de la tropa que no necesita capitán y mucho menos arenga pues se valen ellos para arengarse propiamente y atinar en la denuncia de todo lo que suponga un daño irreversible para la sostenibilidad, la decencia y la ciudad.
Y uno en solitario forma tropa también y así la sección de cartas al director que es, sin duda, una de las secciones más leídas de un periódico, ha pasado de tratar denuncias de hechos locales, quejas casi personales a enfrentamientos dialécticos con temas profundamente comunes a toda la tropa y siempre con el ánimo pendenciero de lanzar el guante al alcalde que nunca quiso enfrentarse cara a cara con esta parte de la ciudadanía que despreció siempre.
Y lo que los capitanes debían haber hecho lo hace la tropa.
Si , por ejemplo, el monumento al insigne alicantino doctor Rico ha estado durante años decapitado y pintarrajeado ha tenido que ser la Asociación Cultural Alicante Vivo la que salte la barricada y armados de homenajes nos saquen las vergüenzas a todos los que callamos claro que los capitanes invitados al acto declinaran su asistencias para cubrir otros flancos que si no tuvieran abiertos los abrieron para excusarse.
La moral de la tropa, entendiéndose por tropa a todos aquellos que no nos sentamos en los bancos decisorios del poder, es, digo, el barómetro exacto para cuantificar situaciones concretas de la realidad social y que viene a ponerse a la vista tanto de la tropa como de los capitanes, entendiendo por estos a los que mandan , con artículos de opinión, cartas al director en los periódicos, movimientos asociativos y, por supuesto, ese invernadero de cultura que son los blogs o diarios personales o grupales.
Así cuando esta ciudad nuestra parecía estar en estado pre-catatónico y en lo que parecían sus últimos estertores mortales, como consecuencia de los movimientos faltos de control y consciencia de las convulsiones propias golpeó sin piedad recuerdos que constituían su propia historia.
Esto que se describe no es una escena que durara días, ni meses sino años. La agonía fue lo peor pues no vino de un solo frente sino que la enfermedad que parecía sólo de un color venía ya decolorada de gobiernos anteriores.
Justo antes de exhalar, la moral de la tropa sin arenga premeditada , sin capitán que la capitaneara, es decir, por propia iniciativa ,cosa que ocurre en contadas y por tanto memorables ocasiones, comenzó a ganar esa batalla a la muerte y lucha encarnizadamente, con un trabajo duro que empieza a dar frutos que saben a gloria. De la casi muerte Alicante ha despertado a golpes de entusiasmo de grupos de jóvenes que, siguiendo la estela de otros ya no tan jóvenes físicamente, han arreado un severo golpe a la muerte de esta ciudad entre la desidia y el olvido.
Así , curiosamente, surgió la Asociación Cultural Alicante Vivo que no fueron los primeros en pensar que Alicante se moría pero sí los primeros en decirlo y los primeros en reaccionar, los primeros en aplicar un tratamiento de choque y lo están haciendo con verdadera entrega , seriedad y rigurosidad, se han convertido en cronistas de esta ciudad y en conociendo las crónicas se inhala aire fresco a los pulmones y Alicante se despierta. Son jóvenes que han bebido de las fuentes inagotables como son las de Miguel Hernández, Rafael Altamira, Enrique Cerdán Tato, Francisco Moreno, y han comido del pan de su propia tierra, la que heredaron de sus padres y la que piensan dejar en herencia a sus hijos.
Lucha también con fuerza la Plataforma de Iniciativas Ciudadanas que viene con experiencia y conocimiento de los vericuetos jurídicos y burocráticos mientras al amparo de sus inquietudes se mantiene ojo avizor , dedo y pluma acusadores cuando la causa y el encausado lo merecían. Son , digamos, un grupo de la tropa que no necesita capitán y mucho menos arenga pues se valen ellos para arengarse propiamente y atinar en la denuncia de todo lo que suponga un daño irreversible para la sostenibilidad, la decencia y la ciudad.
Y uno en solitario forma tropa también y así la sección de cartas al director que es, sin duda, una de las secciones más leídas de un periódico, ha pasado de tratar denuncias de hechos locales, quejas casi personales a enfrentamientos dialécticos con temas profundamente comunes a toda la tropa y siempre con el ánimo pendenciero de lanzar el guante al alcalde que nunca quiso enfrentarse cara a cara con esta parte de la ciudadanía que despreció siempre.
Y lo que los capitanes debían haber hecho lo hace la tropa.
Si , por ejemplo, el monumento al insigne alicantino doctor Rico ha estado durante años decapitado y pintarrajeado ha tenido que ser la Asociación Cultural Alicante Vivo la que salte la barricada y armados de homenajes nos saquen las vergüenzas a todos los que callamos claro que los capitanes invitados al acto declinaran su asistencias para cubrir otros flancos que si no tuvieran abiertos los abrieron para excusarse.
Es ahora tiempo de agradecer a esta tropa que lucha con altivez conquistando imposibles y de rogar en lo posible para que no caigan en el desencanto que el tiempo y los capitanes suelen imponer por falta, sin duda, de educación.
1 comentario:
¡¡Qué bonito, Dani!!
De nuevo... y van muchas...
¡¡¡¡GRACIAS!!!!
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