lunes, 10 de diciembre de 2007

Cartas que nunca recibí: Introducción

Soy la hoja de un árbol de hoja perenne y de mis brotes nacieron mis hijos Beatriz y Daniel quienes, como si de puntos luminosos estelares se tratara, guían mi vida desde entonces; ellos también son hojas de este árbol que han ido formando todos los que compartieron la sangre y la vida conmigo.
Cuando hace unos años recorrí los surcos de la savia de este árbol en su sentido inverso , es decir , hacia sus raíces me encontré con mis padres primero y me dediqué a anotar todo lo que recordaba de sus historias y sus vidas, y bajé luego hacia sus padres y hacia los padres de éstos.
Y las raíces se me pierden en el tiempo, los olvidos y los incendios en ocasiones fortuitos en otras provocados pero hasta donde llegué se me aparecieron como si me esperaran historias que de alguna manera llevo en la sangre.

Las cartas que nunca recibí de ellos son historias basadas en documentos tan fríos como partidas de nacimiento y otros que conseguí de las pilas bautismales, luego con estas manos inquietas y este atrevimiento, escribí las cuartillas que siguen. Gracias a todos ellos que supieron sobrevivir a la vida

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, me ha gustado este texto. Indagar, echar raices, buscar raices y mirar el fondo de lo que somos. Esta es una de las últimas etapas de la escritura. Creo que todo devendrá en imágenes. Por ello conviene trabajar a fin de crear adeptos en este sentido y hablar y comunicar, decir, sentir, compartir..