Enrique se define a sí mismo como un viajero pero sus viajes traspasan los límites imaginarios de los países y las ciudades y se adentran en mundos creados al efecto por sus palabras y sus protagonistas. Cada una de sus novelas, cada uno de sus cuentos es un viaje hacia los lugares más lejanos y mágicos de la geografía humana y en su condición de maestro establece las leyes, crea ciudades y almas y les marca el destino con un magisterio hábil de rico y acertado vocabulario.
Cerdán Tato no puede considerarse ni por su obra creativa, ni por su activismo político como un personaje local y el que así lo planteara erraría de fondo evidenciando desconocer la biografía del que es , sin duda, uno de los escritores españoles de mayor relevancia de la segunda mitad del siglo XX.
No hay nada más universal que la propia esencia del hombre, su vida y sus miedos y Enrique la ha descrito como si la tuviera entre las manos, en un portaobjetos lista para ser elevada en magnitud y poder ser observada a simple vista con las lentes que sobre ella coloca enlazando palabras, frases y líneas argumentales que no dejan lugar a dudas.
Y mientras crea mundos, países, ciudades y personas, viaja por este que le ha tocado vivir con el cincel y el martillo de su racionalidad eliminando aristas y desmanes donde los había fuera el lugar del mundo que fuera y casi sin quererlo se ha convertido en referente de muchos que luchan , como él, por hacer de éste un mundo a la medida de la razón.
Desde sus sorprendentes “Primaveras de Bronce” hasta la genuina “La batalla de las tetas” Enrique no ha dejado de sorprender, de crecer y entregarse enteramente a todo aquel que llamó a su puerta.
A partir de ahora, con un nuevo director de orquesta que le marca el ritmo para no perder el compás, su mano y todo él se ven en la obligación de cumplir su deuda con nosotros y lo hará, como siempre.
Cerdán Tato no puede considerarse ni por su obra creativa, ni por su activismo político como un personaje local y el que así lo planteara erraría de fondo evidenciando desconocer la biografía del que es , sin duda, uno de los escritores españoles de mayor relevancia de la segunda mitad del siglo XX.
No hay nada más universal que la propia esencia del hombre, su vida y sus miedos y Enrique la ha descrito como si la tuviera entre las manos, en un portaobjetos lista para ser elevada en magnitud y poder ser observada a simple vista con las lentes que sobre ella coloca enlazando palabras, frases y líneas argumentales que no dejan lugar a dudas.
Y mientras crea mundos, países, ciudades y personas, viaja por este que le ha tocado vivir con el cincel y el martillo de su racionalidad eliminando aristas y desmanes donde los había fuera el lugar del mundo que fuera y casi sin quererlo se ha convertido en referente de muchos que luchan , como él, por hacer de éste un mundo a la medida de la razón.
Desde sus sorprendentes “Primaveras de Bronce” hasta la genuina “La batalla de las tetas” Enrique no ha dejado de sorprender, de crecer y entregarse enteramente a todo aquel que llamó a su puerta.
A partir de ahora, con un nuevo director de orquesta que le marca el ritmo para no perder el compás, su mano y todo él se ven en la obligación de cumplir su deuda con nosotros y lo hará, como siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario