martes, 20 de mayo de 2008

Carta de un don nadie a Ángeles Cáceres

Querida Ángeles Cáceres:
Te leo y te releo.

Y caigo, válgame, a tus pies rendido.

¡Qué fácil resulta escribir como Ángeles siendo Ángeles Cáceres!. Releches.

Que lo mismo nos traes de la mano a Gastón que al Diógenes que sustituyó la linterna por el brick del tío de la bota y con él las más profundas de las historias de la humanidad.


Que lo mismo se me desliza el zumo de mis penas oyéndote hablar de Josefina Manresa como me río a carcajadas leyéndote con tus gatos y tus campos, y tus paseos de mercado y tu saludo a no sabes quién es y te imagino , entonces, vestida de la Penélope de Adrián López.

Menuda pareja, la Cáceres y el Adrián; hubiera pagado lo indecible por espiaros por un agujerito en una de vuestras tardes de charraeta y licor y tomar notas para una enciclopedia básica de alicantinismo y socarronería.

Si existen los ángeles, espero que sean como la Cáceres, con sus ostias , sus cigarritos y ese amor a manantiales. Y si no , que me devuelvan al remitente.

A tu edad y a la mía , sepa usted, señora, que tiene un admirador ya no tan secreto.

Va por usted, oiga.

3 comentarios:

Rubén Bodewig dijo...

Cada vez escribes mejor Daniel. Tenía que decírtelo, me encanta leerte.

Un arquitecto dijo...

Ruben si le oyes hablar de cualquier arquitectura, entonces creo que te enamorarias de la vida

Daniel Moya dijo...

Muchas gracias arquitecto, enamorarse de la vida es tan fácil como vivirla de vez en cuando