martes, 5 de junio de 2007

Para toda la vida


Me suele ocurrir cuando paseamos sin prisas y delante de nosotros andan con dificultad dos ancianos cogidos de la mano que pienso en lo relativo de todo. Me miro en el espejo de ese hombre que sigue aferrándose a su mujer quizás desde que fueron niños y aún hoy, como Enrique, cada mes, imagino que en determinado día, compra un ramo en la plaza de las flores del Mercado Central para Luz.


Y es entonces cuando imagino escenas en blanco y negro , coches de caballos o tranvías de mulas, las mujeres con cántaros de agua en la calle Lucentum y una noche de verbena en el Paseito de Ramiro y a nuestros paseantes vestidos de domingo, ella especialmente porque participa en el concurso de mantones de manila.


Y luego, después del roce de la mejilla, como si de un beso se tratara, se agarran las manos como ahora y bailan al son de un pasodoble mientras ella luce sus ojos y él de mirarla cree que es ya de día y que todos la mirán como a un amanecer.


Vuelven entonces a mi los colores y veo tus ojos verdes y tu sonrisa y me preguntas ¿en qué piensas?.


En que te quiero para toda la vida.


Bajamos luego hacia la Explanada y allí no nos fallan y están de nuevo esos corrillos de gente mayor charlando de sus cosas a la sombra de las palmeras altivas y a sus pies las olas del mármol rojo , azul y blanco y vuelvo a pensar, "para toda la vida".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Para toda la vida.
TQ