lunes, 11 de junio de 2007

De viaje a Madrid

Viajar a Madrid sólo por el placer de viajar es como recorrer la Historia de España, los lugares que conoces sin haber estado, a las gentes que has leído y que , todos, forman parte de alguna manera de tu propia vida.



Y así ha sido.




Por una de esas cosas de la vida que te hace estar donde debes en el momento que debes y haciendo uso de esa pizca de audacia y atrevimiento, nos encontramos casi sbrepticiamente a las puertas del Congreso de los Diputados dispuestos a visitarlo como parte de un grupo organizado al que no pertenecíamos.


Junto al busto de D. Julian Besteiro la emoción de encontrarse en un lugar tan lleno de historia te deja , al menos en mi caso, como un tanto obnubilado. De ese estado casi catatónico paso , rápido, al estado de curiosidad y necesidad de tocar lo intocable, de leer lo legible y de percibirlo todo, incluso el aire.


El salón de los pasos perdidos, el salón del reloj y , por fin, el hemiciclo. La Historia reciente de España en un lugar en el que el impacto de las balas de aquel fallido golpe de estado del 81 en el techo nos convence de lo lógico del diálogo y lo anormal de la violencia. El escaño presidencial al alcance de la mano, el respeto al lugar en el que se escribe nuestra historia.


Luego camino al Thyssen, santuario donde venero a Giovanna Tornabuoni que es lo más parecido a la belleza y la perfección con la que vivo.
El cartellino que acompaña a Giovanna es una fragmento del epigrama de Marcial titulado "A un retrato de Antonio Primo" y que dice :
"Arts Utinam mores / Animunque Effingere
Posses Pulchrior in terris / Nulla Tabella Foret" ;
"Oh arte, si fueras capaz de representar las costumbres y el alma , no existiría en el mundo un cuadro más bello".






Disfrutar después del encanto romántico del Café Gíjón, fundado en 1888 y declarado "Gran Café de la Historia de España", por todas las ideologías , artistas y escritores.
Siguen allí las viejas mesas de mármol, las tapicerías centenarias de sus sillas . Camilo José Cela, Antonio Gala, Alejandro Casona, Ramón y Cajal, Enrique Jardiel Poncela, Alfonso Paso, Buero Vallejo, Gerardo Diego y tantos y tantos otros buscaron en el fondo de una taza de café, quién sabe si el título de la novela que escribían en aquel lugar.
Luego a lo que íbamos, la Feria del Libro de Madrid 2007. Nuestro plan preconcebido y que , gracias de Dios, no nos estaba saliendo consistía en visitar las casetas donde firmaban Ian Gibson, Antonio Gala y Jorge Bucay.











De Ian Gibson qué voy a decir, con el primero libro suyo que compré sobre la Muerte de García Lorca, me inicié en la lectura de Federico, lo cual, y así se lo dije, fue culpa suya. Este Dublines nacionalizado español es un hombre afable y cercano, es de ese tipo de gentes a los que les encanta hablar con la gente, y se le nota
Es otra de las ilusiones de mi vida que ya que cumplido.








De Don Antonio Gala nada como tenerle cerca y oirle hablar.
Llegamos al la caseta unos veinte minutos antes de que empezara la firma, nos informaron entonces que estaba en la unidad móvil de Radio Nacional, siendo entrevistado pero que llegaba, seguro, a tiempo. Y así fue, a las siete en punto apareció impecablemente vestido, impecablemente . Lo primero que pidió fue un espejo para corregirse el peinado que, de seguro, los auriculares de la entrevista en la radio le habrían desordenado, alguien, una mujer de las que esperaba le ofreció el suyo . Una vez cumplido el arreglo, comenzó la firma, eso sí con una sonrisa y esa gracia que le caracteriza.










Luego conocer a Jorge Bucay después de leer muchos de sus libros era ya casi una necesidad. Los libros de este médico psiquiatra y y psicoterapeuta gestaltico argentino son libros de optimismo, de sonreir de respirar hondo.







Pero sin duda alguno el momento que más emoción nos causó fue en el que nos encontramos cara a cara , estrechándonos la mano con Don Santiago Carrillo el que, a pesar de su avanzada edad, aguantó gentes y gentes , saludos y palabras, fue, sin duda, emocionante, es otro de esos momentos en los que uno siente conocer la historia. Estrechar la mano de uno de los hombres más importantes de la historia reciente de España.







Después de esto lo demás se convirtió en una feria de vanidades e incomprensibles afanes por alcanzar la mano de personajillos que no se saben muy exactamente qué es lo que han hecho para merecer esto.





Pero ahí estaban, firmando y aclamados , unos más que otros pero todos al amparo del famoseo creado por la caja tonta.

Me quedo sin duda con la mano todavía firma pero cansada de Don Santiago Carrillo y la afabilidad y entusiasmo por la recuperación de la memoria de Don Ian Gibson.

2 comentarios:

Juan José dijo...

Pues yo me quedo con Jimenez Arnau....
juas juas juas
¡Es Broma!
Supongo que como buen amante (y vendedor) de literatura, me quedaría con Gala. Aunque ya te adelanto que mis nervios por el momento me habrían hecho sudar las manos y balbucear un simple "en-gantado de gonocer-lo"
De Carrillo ya lo has dicho todo. Junto con Fidel Castro, uno de mis políticos favoritos: fieles a sus ideales; para comprenderlos, no basta con simplificar la política. Hay que estudiarla en el contexto donde se produjo.
¡Gran viaje, Daniel!
La foto del Café Gijón (la botellita te costaria 600 euros) te hace más justicia.
Saludos, compañero.

Enrique Gallud Jardiel dijo...

Muchas gracias por la referencia a mi abuelo. Un saludo.